Perfeccionar la gestión del balneario donde se sitúa el Hotel Meliá Cayo Coco constituye una premisa para los trabajadores de esa instalación del destino turístico Jardines del Rey, reconocida en Cuba por la excelencia de los servicios y fidelidad de los visitantes, en su mayoría provenientes de Canadá.
Ángel Joaquín Morales Turro, especialista del Departamento de Calidad y Atención al Cliente en ese centro de alojamiento, administrado por el Grupo Hotelero Gran Caribe y la empresa Meliá Hotels International, subrayó como acciones fundamentales las mejoras en la cubierta vegetal del segmento de playa y la educación ambiental.
Detalló que la totalidad de los trabajadores del hotel se implica en la siembra de plantas autóctonas sobre las dunas y efectúan limpiezas en el balneario, actividades que integran a clientes mediante el proyecto educativo denominado Ecofriendly, que promueve un turismo responsable con la naturaleza.
Argumentó que se suma el esfuerzo de obreros de la Empresa de Servicios del Turismo (Emprestur), contratados para la limpieza regular de la zona de playa, labor que se ejecuta de forma manual para evitar perjuicios al ecosistema costero.
Hace apenas unos años —recordó—en el balneario Las Coloradas, donde se localiza el Meliá Cayo Coco, el vertimiento de arena mejoró las condiciones del área, incluida la expansión en unos 50 metros, de manera que aumentó la calidad del turismo de sol y playa, y existen mayores posibilidades para la adecuada explotación de esa zona.
Niurka Hernández, subdirectora de la referida instalación, confirmó que las mejoras en ese entorno crean oportunidades en un hotel concebido para el descanso de personas adultas y con un índice de repetidores de viajes ubicado entre los más altos de Cuba, debido a que algunos clientes se hospedan hasta cuatro veces en un año.
La belleza y limpieza del litoral —explicó— sobresalen con frecuencia en las encuestas de satisfacción de los huéspedes, que en la actualidad sobrepasan los 220, para el 89 por ciento de las habitaciones ocupadas, a partir del establecimiento de viajeros procedentes de Canadá, Rusia, Argentina, Inglaterra y Estados Unidos.
Enfatizó que en la playa celebran actividades culturales y deportivas, además de constituir un ambiente ideal para realizar bodas y cenas románticas.
Valoró que las acciones de rehabilitación en ese segmento de litoral fortalecen la resiliencia ante el cambio climático y, en el caso particular de las dunas, disipan la energía del oleaje y, por ende, disminuyen las penetraciones del mar provocadas por eventos hidrometeorológicos extremos.
Meliá Cayo Coco dispone de un vivero que ofrece garantías para la conservación de las áreas verdes, incluida la cobertura vegetal de los montículos de arena, conformada por especies con raíces rizomatosas que facilitan la acumulación y retención de ese recurso natural.
Asimismo, laboran en la colocación de vallas informativas y educativas, y la reubicación de construcciones rústicas en el área de playa, con el objetivo de fomentar conductas amigables con el entorno y evitar afectaciones a las dunas.
Con un historial de premios por la protección del ecosistema, ese hotel aspira al Reconocimiento Ambiental Nacional a Playas de Uso Turístico, establecido por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, en la Resolución 305 del año 2020, para mejorar la gestión de esos balnearios y orientarla a la sostenibilidad.
Ese estímulo pretende crear las premisas para que, de manera gradual, las playas cubanas puedan participar en los programas existentes en el ámbito internacional y obtener los galardones o distintivos que se otorgan.