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Comandante con alma de músico

Un hombre excepcional nació en humilde cuna hace hoy 96   años. El reparto los Pinos, de la capital cubana fue el espacio  propicio para que al calor del carbón con el que cocinaba su madre, junto a las limitaciones económicas de la numerosa  familia, fomentara valores que años más tarde demostrara al unirse a Fidel en la lucha revolucionaria.

Juan Almeida Bosque fue el ser que combinó armoniosamente un fuerte carácter con una natural sensibilidad artística.  Se destacó tanto en el campo de batalla  como escritor, poeta y compositor, dejando para la posteridad varios libros y decenas de composiciones musicales.

En el Moncada estuvo junto a su jefe, al militar en el grupo de valientes jóvenes que decidieron no dejar morir al Apóstol en el año de su centenario y apostó por su presencia en la mañana de la Santa Ana.

El presidio contribuyó a su formación política. La lectura de contenidos políticos y sociales cimentó en el joven mulato y sus compañeros de causa, la decisión de liberar a la oprimida Patria. Tras la amnistía partió a México y como fiel seguidor de las ideas de Martí participa en los preparativos para el retorno glorioso en el yate Granma.

En su viaje surcando los mares llegó a las costas del oriente cubano. Alegría de Pio sirvió de escenario para materializar su coraje. Cuando el fuego enemigo intentaba cerrarle el paso a los expedicionarios, de su potente  garganta brotaron palabras de cohesión y coraje: sellaba así el juramento de triunfar.

Múltiples misiones acompañaron al bravo soldado, quien ha golpe de heroicidad y ejemplo alcanzó los grados de comandante. Fue además jefe del Ejército Central y el jefe  de Operaciones de la Lucha contra Bandidos en ese territorio.

Militó en el Partido Comunista de Cuba y al constituirse en 1965 el Comité Central, Almeida fue electo miembro de su Buró Político, siendo ratificado como tal en todos los Congresos celebrados posteriormente. También resultó  Diputado a la Asamblea Nacional y Vicepresidente del Consejo de Estado, cargo que mantuvo hasta su muerte el 11 de septiembre de 2009.

Se desempeñó, además, como presidente de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana y por sus relevantes méritos le fue conferido el Título Honorífico de Héroe de la República de Cuba.

El 11 de septiembre de 2009 dijo adiós a la vida terrenal para pasar a la inmortalidad, pero su obra sigue en pie. Para defenderla,  millones de cubanos vuelven a enarbolar aquella frase que nos legó en el fulgor del combate y que aún retumba entre las verdes cañas: RR ¡Aquí no se rinde nadie!

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