Como si se tratara del guion de Jurassic Park -la famosa película de Steven Spielberg en la que científicos logran clonar dinosaurios de la época jurásica a partir del ADN de un mosquito prehistórico preservado en ámbar-, aunque lejos de la ficción, un grupo de científicos europeos descubrió una especie de insecto en una pieza de ámbar del Báltico, con una antigüedad estimada entre 35 y 47 millones de años.
Se trata del Calliarcys antiquus, que pertenece al orden de los efemerópteros y es la primera especie de estas características descubierta en la península ibérica, cuyo hallazgo permitirá a los investigadores extraer información del insecto y sus características, y conocer detalles sobre las condiciones de vida animal en tiempos remotos.
Arnold Staniczek, un especialista de efemerópteros del Museo Estatal de Historia Natural de Stuttgart, Alemania, fue quien localizó el espécimen. Según explicó, la pieza del Báltico era completamente transparente, aunque mostraba zonas hialinas rodeando áreas como el extremo del abdomen, donde se sitúa el aparato reproductor masculino, que permite caracterizar y distinguir unas especies de otras.
La reconstrucción estuvo a cargo de Javier Alba-Tercedor, catedrático de Zoología de la Universidad de Granada, España, quien gracias a un trabajo especializado en microtomografía logró obtener imágenes nítidas del insecto para su estudio y descripción, incluso de las zonas que la opacidad del ámbar impedía observar.
Conservación en ámbar: cómo ocurre y cómo son las condiciones
Las plantas como las coníferas -y algunas leguminosas- se protegen destilando resina, un líquido espeso y pegajoso, como reacción a daños en la corteza. Cuando esto ocurre, los insectos quedan atrapados de manera frecuente. Este proceso sucede hace millones de años, lo que provocó que muchos insectos hayan quedado conservados en el interior de la resina fosilizada, que se conoce como ámbar.
Según la Universidad de Granada, hay yacimientos de ámbar en diferentes partes del mundo, incluido el norte de España, pero los del Báltico son los más abundantes. De acuerdo al investigador Alba-Tercedor, en muchos casos, la conservación de los especímenes dentro del ámbar es excelente y la transparencia del material que los envuelve permite ver a su través y estudiarlos al microscopio con total detalle.
Sin embargo, en otras oportunidades, la transparencia no es buena, al formarse zonas de opacidad que impiden estudiar ciertos detalles, y en esos casos, la microtomografía de rayos X (una técnica similar a la que se utiliza en los hospitales para estudiar los órganos de los pacientes) resulta de gran valor para estudiar los especímenes fósiles conservados en ámbar.
También participaron de la investigación investigadores del Instituto de Entonomología de la Academia Checa de las Ciencias, que fueron quienes identificaron al insecto dentro del género Calliarcys. El estudio se completó con un análisis de ADN de las especies actuales del género.