La Jornada Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo comenzó por la provincia de Ciego de Ávila, con la celebración del acto central en la Empresa de Materiales de Construcción, y la actividad provincial de clausura tendrá por sede, el 8 de diciembre venidero, a la Universidad Máximo Gómez Báez.
Experimenté alegría y optimismo por la noticia de ser el movimiento sindical avileño y los organismos rectores de la actividad, los de mayor gestión en el país en el cumplimiento de las medidas de protección de los trabajadores, al ocurrir 21 accidentes laborales menos en lo que va del presente año, en comparación con igual etapa del 2021.
Muy diferente sensación sentí ante las estadísticas de los fallecidos porque no fueron la Covid ni el dengue sus ejecutores, sino los accidentes que le segaron la vida a siete trabajadores, tres en sus centros laborales y cuatro en la vía pública.
De seguro jamás olvidarán sus familiares al obrero que falleció en un cañaveral sofocando un incendio, al empleado que se acostó a descansar delante de un camión estacionado y fue atropellado al ponerse en marcha y el compañero con daños visuales tras partirse un cable de la electricidad en la industria azucarera, incidencias todas en Primero de Enero, el municipio de más accidentes mortales en el 2022.
Ese territorio y el sector agroazucarero no solo tienen un bombillo rojo encendido para detener las infracciones. Otros casos llamaron la atención cuando un ómnibus se salió de la carretera en Cayo Coco y le causó la muerte a una persona y varias resultaron lesionadas, y tres educadoras que transitaban por una vía sin aceras fueron atropelladas por un automóvil.
Mas que mencionar los nombres de culpables e inocentes, se trata de alertar para prevenir en las entidades lo que ocurre en la actualidad: Violaciones de los procedimientos para el trabajo seguro, las deficiencias en la evaluación de los peligros y riesgos e indisciplinas por parte de dirigentes y trabajadores.
Frente a este panorama continúa sin solución una añeja inquietud. El presupuesto para los medios de protección personal no tiene una significativa utilización y hace falta gastarlo como si fuera un jabón donde sea posible.
Digo donde sea posible, y no en cada lugar como debe ser, porque la «fiebre» alta de los precios de esos productos, no pocos de mala calidad, tiene contagiado a un grupo de entidades, pero lo inaudito es que varias de ellas poseen el financiamiento y no lo gastan, peor las que no lo planifican como si ignoraran que las fuerzas productivas constituyen su principal recurso.
Otro conspirador es la accidentalidad víal que actualmente se confabula con la accidentalidad laboral. Por ejemplo, el 56 % de las 189 colisiones totales, con 27 muertos y 202 lesionados, en la provincia avileña en los primeros nueve meses del presente año, corresponden a vehículos del sector estatal.
Por supuesto que las actividades programadas para el presente mes, durante la Jornada Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, serán insuficientes, ya que no se trata de 30 días de acción en este mes de noviembre, sino de un año de labor continua día a día por la vida.
Y, aunque el movimiento sindical, junto con las direcciones provinciales de Trabajo y Salud, han potenciado el movimiento de Centro Seguro,
aún persisten en algunas entidades poco control de las medidas de prevención, falta de exigencia de los jefes, deficiente capacitación y violaciones de leyes, normas y procedimientos.
En la actual jornada que se desarrolla en todo el país, se requiere hacer de verdad a lo que convoca su lema principal: Actuar juntos para construir una cultura positiva de seguridad y salud en el trabajo.