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FOTO: WENDY GARCÍA MARQUETTI (ARCHIVO)

Abrir puertas a la agroecología

El encuentro Puertas abiertas, que se desarrolló este jueves en el paraninfo de la Academia de Ciencia de Cuba, en La Habana Vieja se afincó en el campo para reclamar una mayor participación de los productores en la agroecología y la capacitación a los jóvenes que pudieran ser atraídos por el agro cubano.

No hubo catarsis, en las intervenciones de académicos conferencistas y de otros científicos y estudiantes se tradujo una necesidad: hay que producir alimentos para la subsistencia, y si no hay recursos y químicos para hacerlo, hay que trabajar por la permanencia de la gente en el campo y en la agricultura.

Endulzar los mensajes, siendo objetivos, pues siempre se habla del esfuerzo, las carencias y las diferencias en el modo de vida, obviando a los campesinos que viven felices con su familia en la finca, haciendo parir la tierra aplicando la ciencia en combinación con prácticas ancestrales, experiencias más nuevas, con insumos orgánicos, en armonía con la naturaleza.

Dos conferencias magistrales fueron impartidas por los doctores Gloria Marta Martín Alonso, investigadora del Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas (INCA), y Giraldo Martín Martín, de la Estación Experimental Indio Hatuey, de Matanzas.

Martin Alonso afirmó que la agricultura no cubre las necesidades del pueblo, por malas prácticas de cuidado y conservación de la semilla, incumplimiento de la disciplina tecnológica, no aplicación de la ciencia y la tecnología, escasez de insumos y pocas iniciativas para su sustitución y mal manejo de la fertilidad de los suelos y el suministro de nutrimentos.

Cada uno de estos cinco elementos vale para el debate, que no fue un debate académico ni con quienes deciden las políticas del país, sino a puertas abiertas para, disciplinada y respetuosamente emitir los criterios.

Otro tanto pudiera decirse del contenido de la conferencia de Giraldo Martín Martin: Agroecología y Agroenergía para una agricultura resiliente, que llevó al recinto los retos que enfrenta el mundo en la producción de alimentos, entre ellos el crecimiento de la población mundial con el incremento del consumo de alimentos y energía.

También consideró los constantes cambios tecnológicos, socio-políticos y económicos (intereses geopolíticos), la disminución de la biodiversidad en especies de plantas y animales importantes para la alimentación humana, el cambio climático y la crisis sanitaria.

El académico consideró que a las causas naturales que han provocado esa situación actual, se suman las ocasionadas por el ser humano.

Afirmó que más del 75 % de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) provocadas por el hombre provienen de los combustibles fósiles (carbón, gas natural, petróleo).

Y que la disminución o destrucción del potencial biológico del suelo se ocasiona por el mal uso y manejo al que se le somete, que produce procesos degenerativos del medio físico, económico y social en su entorno.

Martín Martin concilió sus criterios con los de José Graziano da Silva, quien fuera director general de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), quien dijo en el 2019, “La biodiversidad es fundamental para salvaguardar la seguridad alimentaria mundial, sostener dietas saludables y nutritivas, mejorar los medios de subsistencia rurales y reforzar la resiliencia de las personas y comunidades”.

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