Queridos amigos,
He dicho muchas veces que mi padre cumplía múltiples funciones.
Además de padre, abuelo, trabajador social y educador, también fue un activista social dedicado a diversas causas relacionadas con la justicia.
Muchos de nuestros familiares cubanos recuerdan a mi papá como un pastor que habló con valentía sobre lo que significaba ser un líder religioso que luchaba contra la injusticia del brutal bloqueo estadounidense a Cuba. Se le recuerda como un activista social que, como David, luchó contra Goliat y se enfrentó al poderoso imperio estadounidense.
Para mí, por supuesto, era ante todo mi papá. Pero, por ser el hombre que fue, también me enseñó lo que significaba ser maestro, pastor, una persona que se puso de pie, dispuesta a arriesgar su vida, si era necesario (lo que a veces generó temor y preocupación en su familia y amigos).
Codirigí la infame delegación a Nicaragua cuando le dispararon a mi padre por parte de las fuerzas de la Contra, respaldadas por el gobierno estadounidense. Aunque me asustó ese incidente que me cambió la vida, también presencié con orgullo cómo transformó lo que yo, como su hija, veía como una tragedia personal en un movimiento: ¡Pastores por la Paz! Desde 1987, Pastores por la Paz ha liderado decenas de caravanas a Centroamérica y el Caribe.
Desde 1992, miles de personas han experimentado Cuba de primera mano participando en delegaciones y caravanas organizadas por IFCO/Pastores por la Paz. Estos viajes también les brindaron a los caravanistas la oportunidad de educar directamente a sus familiares y amigos sobre la realidad cubana.
Igualmente importante, también presencié cómo mi padre trabajó humildemente con personas de fe y de conciencia en Estados Unidos y en todo el mundo para apoyar a nuestra familia cubana, que ha sido aterrorizada implacablemente por el imperio estadounidense durante más de seis décadas.
Hasta el día de hoy, los participantes de caravanas anteriores me recuerdan con frecuencia el impacto transformador del proyecto Pastores por la Paz.
En este 15.º aniversario de su partida de este mundo para unirse a nuestros queridos ancestros, es un honor recordar su legado y recordar las muchas lecciones que nos enseñó.
¡Lucius continúa iluminando una brillante luz sobre aquellos de nosotros que luchamos por la justicia social!
¡Lucius Vive!
¡La Lucha Sigue!
Lucius y su hija Gail Walker. Foto: Cortesía de la autora
