Las estadísticas y el misticismo rigen las pasiones beisbolero en Cuba, por lo cual pocos se atreven a ir contra la lógica, de ahí que Ciego de Ávila aparecieran en escasos pronósticos antes de la voz de play ball, por el mes de marzo; sin embargo, Danny Miranda apeló a la ferocidad de sus Tigres para barrer a los Leñadores en la discusión por la corona de la III Liga Élite del Béisbol Cubano (LEBC).
Después de nueve temporadas sin movimientos en las vitrinas de los felinos, Miranda, novato en los menesteres de director, pero con una experiencia de toda una carrera deportiva, asaltó la gloria tras imprimir la estabilidad en el juego como religión para su equipo que encontró en los refuerzos la solución a cada uno de los infortunios.
Con el título logramos nuestras metas, sobre todo al barrer a Las Tunas, que para mí es el mejor equipo de Cuba en la actualidad, ahora lo que toca es disfrutar del resultado, luego de tanto esfuerzo, declaró el estratega en la grama del Julio Antonio Mella, donde alzaron el trofeo en un estallido de emociones.
La evaluación respecto a las adquisiciones de otras provincias la dicta la competencia y en tal sentido, sin temor a las dudas, los más sobresalientes fueron aquellos que defendieron el uniforme celeste y rojo de la tierra de la piña.
Se entregaron mucho desde el primer momento, en lo que también influyó Frederich Cepeda, quien aglutina y potencia el rendimiento de los muchachos, confesó Miranda, consciente de cuánto valor de las designaciones, además del sentido de pertenencia y compromiso hacia la causa de una provincia con hambre de triunfo, de vivir en primera persona la fiesta de un campeonato.
Por ahora las celebraciones irrumpen de lleno en el horizonte de los Tigres, quienes deberán trasladarse en caravana hacia el territorio avileño, para volver a rugir juntos en el José Ramón Cepero, sitio en el que los sueños se tornaron una realidad.
El próximo reto será incorporarme al equipo para la Serie Nacional (SNB) y, como siempre, ir en contra de los pronósticos, siempre con la mentalidad de mejorar, aunque nos demande mayor sacrificio, señaló Miranda, mientras intercambiaba la enhorabuena con algunos seguidores y su plantel.
Justo ahí, en esa virtud de adelantarse un tanto a los acontecimientos, radicó parte del éxito del timonel que además mostró serenidad en las decisiones y receptividad ante las sugerencias o nuevos campos de visión dentro del orden táctico, a la hora de conducir el enfrentamiento; en tanto, a su palmarés añade el metal dorado de la LEBC, luego de agenciarse el boleto a dicha cita en la pasada SNB cuando asumió las riendas de la selección del centro de la Isla.