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“Esta mujer cubana, tan bella, tan heroica, tan abnegada, flor para amar, estrella para mirar, coraza para resistir. La expresión de tu rostro verde olivo ilumina los rincones de la patria y se extiende más allá de los mares, en pleno desafío a quienes intentan deshacer tus triunfos.

No importa cuál sea tu trinchera de heroína cotidiana, sencilla, humilde pese a la tremenda responsabilidad asumida por la gracia de un cuerpo femenino. Preservas nuestras costas y curtes la piel tersa de tus facciones a la par que forjas principios inmensos, sólidos baluartes de tu conducta.

También puedes estar al frente de modernas tecnologías, mediante las cuales evalúas las acciones enemigas y proyectas planes de probada eficacia combativa. No hace falta uniforme para identificarte en el pueblo porque estás en cualquier lugar de nuestra sociedad: atenta, tierna y cariñosa, pero a la vez enérgica y competente. Amante siempre de tu tierra.

Tu faz es la de Mariana, multiplicada hoy en todas las mujeres cubanas que integran el Ministerio del Interior. Eres sensible pero gallarda y tu permanencia en la tropa es símbolo de intransigencia, sagacidad y altruismo.

Eres la flor primera, andante y viva, que viste, adorna y transforma la unidad militar. Discretamente maquillada, debidamente uniformada, alegras la vida del resto de los combatientes.

No tienes tiempo para el descanso. Los deberes de madre, esposa, hija o federada ocupan el poco espacio libre que te queda, más nada te hace retroceder en el cumplimiento de la palabra empeñada.

Por eso este seis de junio llegue hasta tí, junto a todos los integrantes de este cuerpo armado, la admiración, el respeto y el reconocimiento eterno de
todo un pueblo agradecido.

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