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“Y me aprendí tus versos”, en el Día Mundial de la Poesía

Celebramos este viernes el Día Internacional de la Poesía, una jornada que nos invita a rendir tributo a ese arte milenario que convierte palabras en emociones y sentimientos en eternidad.

Proclamada por la Unesco en 1999, la fecha busca recordarnos la relevancia de este género literario como una de las formas de expresión más profundas y universales de la humanidad, capaz de transcender barreras culturales, lingüísticas y temporales.

La poesía no solo celebra la belleza del lenguaje, sino también actúa como  puente de unión para las personas, reflejando tanto las alegrías como las penas compartidas de la condición humana.

Este día nos llama a reflexionar sobre el poder transformador de las palabras, esas que, en su delicadeza, pueden reconstruir universos, cuestionar realidades y dar voz a lo indescriptible.

En cada rincón del mundo, poetas y amantes de la lírica se reunirán, no solo para recitar y escuchar, sino para compartir ese espacio mágico donde la palabra se convierte en arte y el arte en vida. Este viernes, más que un homenaje, es una celebración viva de nuestras historias, sueños y verdades hechas poemas.

Motivos

Durante su 30ª Conferencia General en París, el 16 de noviembre de 1999, la UNESCO proclamó el 21 de marzo como el Día Mundial de la Poesía,​ respondiendo a la iniciativa presentada en 1998 por Antonio Pastor Bustamante, quien abogaba por el reconocimiento global de este género literario.

La celebración tiene lugar cada año, celebrándose por primera vez en el 2000, una fecha que coincide con el equinoccio de primavera en el hemisferio norte, simbolizando así la renovación y el florecimiento de la cultura y la lengua a través de la creación poética.

Promover su enseñanza, fomentar la tradición oral de los recitales poéticos, apoyar a las pequeñas editoriales y crear una imagen atractiva de la poesía en los medios de comunicación son otros de los propósitos con los que se determinó, para que no se considere una forma anticuada de arte, sino una vía de expresión que permite a las comunidades transmitir sus valores y reafirmarse en su identidad; en tanto busca restablecer el diálogo entre la lírica y las demás manifestaciones artísticas como el teatro, la danza, la música y la pintura.

La poesía es también ese arte único que nos hace sensibles a la extraordinaria diversidad humana, diversidad de lenguas y de culturas. Es un lugar de encuentro entre el individuo y el mundo; una iniciación a la diferencia, al diálogo, a la paz; un testimonio de la universalidad de la condición humana más allá de los innumerables medios que sirven para describirla. Mensaje de la Sra. Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, con motivo del Día Mundial de la Poesía.

La poesía empieza en todas partes

“La poesía empieza en todas partes y termina siempre en los papeles”, sentenciaba en su “Arte poética” Luis Rogelio Nogueras. Y sí, la poesía es mucho más que un conjunto de palabras ordenadas con belleza; es la esencia misma del alma humana puesta en letras.

Es un lenguaje universal que nos conecta con nuestras emociones más profundas y con los misterios del mundo que nos rodea. A través de sus versos, se convierte en un reflejo de nuestras pasiones, temores y anhelos, permitiendo que lo inexpresable tome forma y resuene en quienes la leen o la escuchan.

En su concepto, se define por su capacidad de trascender el tiempo y el espacio, adaptándose a cada época y cultura mientras preserva su esencia transformadora.

Es una ventana abierta a la imaginación, donde lo cotidiano se convierte en extraordinario y lo trivial se eleva a lo sublime. Además, tiene la habilidad única de condensar ideas complejas en imágenes y metáforas, creando una experiencia sensorial que va más allá de la escritura.

Por último, el verdadero significado de tal género literario radica en su poder para unir corazones y mentes. Es una herramienta que construye puentes entre culturas y generaciones, nos invita a cuestionar la realidad y a soñar con un mundo diferente.

En un poema, cada lector encuentra su propio espejo, una interpretación personal que se convierte en una nueva creación. De esta forma, la poesía no solo es arte, es un testimonio vivo de la humanidad y su infinito deseo de expresión.

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