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¡Y ganó el Azul, otra vez!

Con 92 puntos sobre los 88 del bando Rojo, el Azul volvió a salir con la corona del vencedor en esta 43 semana de la cultura en Majagua.

Todavía se hacía sentir en el aire el arrollo de su comparsa El sombrero, cuando ya el pueblo simpatizante del Azul, daba por sentado que serían los ganadores.

Aunque el Rojo hizo de todo con tal de llevarse la revancha, no les alcanzó con los bailes La caña de azúcar y La gallinita ciega, ni las otras propuestas culturales que habían preparado para esta edición de los festejos populares del territorio majaguense al noroeste avileño.

Todos le pusieron empeño para que esta jornadas tradicionalistas no solo tuvieran el color y sabor necesarios, sino, también, para que fuera la cultura popular tradicional la única vencedora.

Y lo cierto es que, rivalidad aparte, esta semana de la cultura sigue siendo esperada y preferida por grandes y chicos. No por gusto la ciudad asume unos colores distintos y su atmósfera se vuelve mucho más festiva y hospitalaria.

No solo se respira música y danza, los libros también encuentran su espacio entre la multitud que cada día se vuelve más adicto a las redes sociales de Internet, y a la tecnología, pero que no olvida la importancia de lo artesanal, de lo que surge de la tierra tras el esfuerzo humano.

De esa misma forma, los niños y adolescentes se vieron beneficiados por los talleres, concursos y encuentros entre pinceles y plastilinas, que les ayudó a expandir su imaginación y fantasía.

Valió el empeño de las principales autoridades del municipio y la provincia; de cultores, bailarines, comparseros, música, decimistas, improvisadores, locutores, técnicos de sonido y cada uno de los que desde el anonimato hicieron posible una fiesta tranquila y pueblerina.

Asimismo, fue importante reconocer la impronta de dos artífices de este arte popular tanto del bando Rojo como del Azul; así como la inclusión de otros artistas y animadores de la capital avileña.

 

Había que ver la entrega del pueblo en cada una de las propuestas, desde el toque de tambor hasta las campesinadas, para saber que las cosas estaban saliendo. Nunca se queda bien con todos, pero lo también importante, es ser fiel a la tradición y la historia cultural de una ciudad como Majagua, que no se duerme en los laureles, porque allí se baila y se triunfa.

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