En el afán de enriquecer el ambiente literario de la ciudad de los portales, el Centro de promoción literaria Raúl Doblado del Rosario convoca sus tertulias de verano. En esta segunda mitad de la jornada estival correspondió una lectura poética a cargo de Masiel Mateos Trujillo, reconocida escritora quien es, además, miembro de la filial de escritores de la Uneac en Ciego de Ávila y posee varios libros en su bibliografía activa, tanto para adultos como para niños.
Nacida en la ciudad de Morón, al norte de Ciego de Ávila en 1968, la poeta ha ido navegando con suerte entre diferentes oficio que van desde la dirección institucional hasta el de comunicadora, pero nunca a dejado de la mano la poesía y el arte. Cultiva además la narrativa y aparece en varias antologías hechas tanto en suelo nacional como en el extranjero.
A la lectura, que ocurrió en el local de la Editorial Ávila este 15 de agosto, acudieron muy pocos escritores amantes de la poesía de Masiel y fieles escuchas de su manera de pensar y ver la vida.
Con su lírica, la poeta endulzó la tarde de fin de semana con poemas claves de sus libros, Las botellas traen mensajes a la costa (Ed. Ávila, 2010), Ellas toman café junto al gramófono (Ed. Ávila, 2006), entre otros.
Este libro le valió su certero lugar en la historia de la literatura avileña no solo por su calidad y humanismo, sino también por la manera tan genial en la que logra enlazar las citas intelectuales, los personajes reales de la historiografía universal, con las durezas y heridas de su vida. Y conecta a fondo con el lector porque, además, es un libro que libera sus desafueros hacia toda forma de discriminación.
En su obra poética, Masiel se adentra en el mundo intelectual de manera muy orgánica y con altas dosis de poesía libre, aunque no desdeña otras métricas o poemas de estilo más hermético.
Así, el verso de Trujillo se vuelve casi conversación en la penumbra, maneras de cautivar y artificios para decir lo que se viene pensando acerca de la realidad más personal. Sus imágenes son evocadoras de diferentes contextos vivenciales, pero tan cotidianos que cualquiera puede adueñarse de ellos y convivir en esa misma realidad como si fuera la propia.
La tertulia sirvió, además, para enmarcar a la poesía de Masiel Mateos en su justo lugar dentro de la historia poética avileña, y se reconoció el valor de esa generación a la que pertenece y que fundamentó con creces el contexto literario actual. Fue inevitable la comparación con esta realidad y la manera con que se hace poesía ahora mismo y aquí. Además de mencionar actos y poetas de antaño como verdaderas figuras poéticas de la ciudad de los portales.
Al encuentro intelectual y de alto vuelo acudió el guitarrista concertista Óscar Solís, quien también formó parte de esa generación que a finales de los años 90 fundó uno de los movimientos musicales y de cara a la poesía más ricos de esta ciudad famosa por la piña y sus poetas. Las obras de Brouwer, Antonio Lauro, José María Vitier y de Sergio se dejaron pulsar desde su lira en esa tarde memorial.
Solo sigue asombrando la poca participación de otros colegas que, aunque sepan de la existencia del espacio, prefieran dejarse amañar por el desánimo y la poca amabilidad de hacer vida cultural, siempre escudándose en el parapeto de la mala comunicación institucional. Olvidan que la vieja máxima enseña que solo justificamos lo mal hecho. Y que si no hacen gala de presencia en tertulias, lecturas y encuentros literarios, pues se pierden el derecho que tienen de ocupar un espacio que es solo de escritores e intelectuales de la palabra.
Más que una tertulia, aquella fue una tarde de esparcimiento, conversación y un buen debate en torno a la psiquiatría, el misticismo, la realidad que nos golpea con su tecnología, y otros temas para ajenos a la poesía.