Tras la celebración del acto nacional por el Día de la Rebeldía Nacional, Ciego de Ávila quedó renovado, embellecido y fervoroso.

Mucho han trabajado los avileños, primero para poder ganar la sede de la conmemoración y, una vez otorgada la condición, la labor se intensificó para poner a su territorio en condiciones de acoger las actividades previstas.

La unidad del pueblo caracterizó cada acción, pues se generó un ambiente de transformación, no solo en la capital de la provincia, pues en los municipios también se desarrollaron obras para el beneficio de la población.

Se realizaron construcciones, reparaciones, embellecimiento de locales y áreas públicas y se laboró en la agricultura, los servicios y el comercio.

Instituciones de Salud, Cultura, Deportes, Gastronomía, Turismo, entre otras, se revitalizaron para servir de nuevo a los ciudadanos.

Y ese espíritu de labor debe continuar y así disponer de una provincia más hermosa en lo estético y lo cotidiano, pues como dice la consigna: La lucha no ha cesado.

En Ciego de Ávila se trabajó sin horarios ni descanso, con mucho amor, entonces vale parafrasear la antológica canción de Silvio Rodríguez y afirmar que “Sólo el trabajo engendra la maravilla”.