En este momento estás viendo Promesa de amor ante el mármol gris

Promesa de amor ante el mármol gris

Con su figura frágil y el dolor marcado en el rostro, así lo encontré frente al panteón que guarda los restos de José Luis Jiménez Gil, uno de los combatientes internacionalistas avileños que ofrendaron su vida en tierras africanas.

Con la voz entrecortada, me dijo: «Era mi sobrino… pero era mi hijo de crianza». No pudo terminar la frase. No pudo decirme su nombre, porque su garganta quedó presa por un nudo de dolor, mientras las lágrimas escapaban de sus ojos.

Su silencio me transmitió toda la tristeza que aún abraza el vacío de una ausencia eterna. El tiempo no borra las huellas del amor; al contrario, acrecienta la añoranza por quien se ha ido.

Allí, de pie, sostenía un ramo de nomeolvides en blanco y violeta. Más que flores, era una ofrenda cifrada: en cada pétalo, el compromiso de un sentimiento que lo acompañará todos los días de su vida.

Por eso regresa ante el mármol gris que guarda los restos de su hijo. No viene solo en diciembre. Necesita regresar una, y otra, y muchas veces… porque allí, en ese rincón sagrado, también late parte de su corazón.

Deja una respuesta