Hoy la jornada fue menos intensa dancísticamente hablando, pero hubo buenos espacios teóricos en los que la historia de la danza en Ciego de Ávila, y en Morón en particular, se sintió regocijada.
La ciudad del Gallo recibió con beneplácito a las 13 unidades artísticas asistentes a la III edición de Danzar en casa. Y el parque Reverbero se convirtió en el epicentro del evento. Se había construido una plataforma gigante para la actuación de estos grupos, justo a la entrada del teatro Reguero. La bandera cubana ondeaba en lo alto, hermosa.
Y como estábamos en la tierra de Famn Zetwal, y el evento estaba dedicado a esas mujeres estrellas, no hubo mejor espacio para ahondar en el surgimiento de esa agrupación músico-danzaria y en las vicisitudes que sortearon con inteligencia y el apoyo de la Fundación Nicolás Guillén, especialmente de quien no podía faltar a la cita, Larry Morales.
Los cantos vudú acompañaron cada historia, cada anécdota contada por sus protagonistas. Se dijo tanto de esta agrupación, orgullo de su gente, en la voz autorizada del Lic. Yoelxy Pilliner López, con su conferencia Famn Zetwal: música, danza e identidad, que lo escuchamos en creol pronunciando frases completas, mezcladas con la emoción y el respeto hacia esas mujeres empoderadas que supieron labrarse un camino por encima de todo lo vivido, y que no fue hermoso en sus inicios.
Cuando Famn Zetwal cantó y bailó, a los participantes no les quedó más remedio que unirse a la ronda, alzar los brazos al cielo y dejarse llevar por ese ritmo que lo atrapa todo para hacerlo suyo.
Nadie parecía incólume ante esa manera de tocar los tambores y el cencerro, de cantar y mover el cuerpo, de evocar a Haití en su recorrido de libertad y hermosura.
¿Quién pudo escaparse de los muchos cuerpos que coreaban, agitando hombros y caderas entre sonrisas y vítores?
En la sección vespertina se volvió a la carga en la glorieta del parque Reverbero para escuchar una breve pero concisa charla titulada La danza y su relación con las ciencias exactas, impartida por la MsC. Yoana Pavón García, que supo atrapar de un golpe la atención de todos y ganarse un aplauso merecido y también conciso.
Lisandra Gómez de la Torre, directora del Ballet Contemporáneo de Camagüey, aprovechó la tarde para entregar un reconocimiento de esta importante agrupación cubana a Lian Díaz Arias, presidente del Consejo Provincial de las Artes Escénicas, y a Lupe Díaz Beracierto, presidenta de Danzar en casa y de la empresa productora Latin Luli’s Production, por todo el apoyo y la organización de un evento tan necesario como Danzar… Les pidió a todos no dejar morir ese espacio, ya vital para la danza cubana.
Acto seguido, la mexicana Lourdes Fernández Serratos se hizo cargo de la escena con el apoyo de Javier Contreras Villaseñor, quien condujo un diálogo abierto y esclarecedor después del ejercicio dancístico que realizó Lourdes, de manera hermosa y acertada.
El público, francamente participativo, planteó sus puntos de vista sobre el ejercicio, opinó y hasta sugirió posibles ajustes para una mejor versión del mismo. Un asunto que ayuda en la formación de bailarines y en un correcto proceso creativo grupal.
La tarde fue declinando con el regreso a la ciudad de los portales y el recuerdo de los cantos vudú de Famn Zetwal, junto a la imagen casi vívida de la bailarina Vivian Díaz.
(Escrito por Vasily MP)