La disposición principal es la creación de la millonaria línea de crédito orientada a compañías que han sufrido pérdidas por la crecida impositiva del 50 por ciento, que entró en vigor el 6 de agosto.
Según Lula, esa cifra puede ampliarse si la situación lo requiere.
«Esa medida es fundamental para demostrar que nadie en este país quedará sin apoyo debido a las medidas tomadas por el presidente (Donald) Trump», declaró en una entrevista con la radio BandNews FM.
Además del crédito, el plan del Gobierno federal incluye compras gubernamentales de productos afectados por las tarifas, especialmente alimentos, que serán destinados a programas sociales.
El objetivo es evitar que excedentes destinados originalmente al mercado estadounidense queden sin destino.
Otro eje de la estrategia es la apertura de nuevos mercados internacionales para los productos brasileños.
«Necesitamos ayudar a los empresarios a abrir mercados y también animarlos a luchar por ellos», expresó Lula, señalando que se están enviando a otros países listas de mercancías que Brasil solía vender a Estados Unidos.
El mandatario enfatizó que las medidas buscan proteger especialmente a las pequeñas empresas exportadoras, como las que comercializan tilapia, miel, frutas y maquinaria ligera. Estas, precisó, son las más vulnerables ante los cambios en las reglas del comercio internacional.
También el Ejecutivo trabaja en el plano diplomático. Lula confirmó que Brasil evalúa apelar a la Organización Mundial del Comercio contra los aranceles estadounidenses y aplicar la Ley de Reciprocidad si fuese necesario.
No obstante, destacó la importancia de mantener una relación diplomática equilibrada con Estados Unidos, país con el que Brasil mantiene lazos históricos.
«Sopesaremos las consecuencias para el pueblo brasileño y para nuestra relación con Estados Unidos cada vez que tengamos que tomar una decisión», refirió el exsindicalista, quien aclaró que el comercio con la nación norteña representa actualmente un 12 por ciento del total brasileño, en comparación con un 25 de décadas anteriores.
Finalmente, Lula aclaró que está dispuesto a negociar: «No sé qué experiencia de negociación tenga el presidente Trump, pero he estado negociando con jefes de fábrica desde 1968. Lo importante es sentarse a la mesa y negociar», subrayó.
El republicano justificó el llamado tarifazo como respuesta a supuestos ataques de Brasil contra la libertad de expresión y al trato dado al exmandatario ultraderechista y aliado ideológico Jair Bolsonaro, acusado de golpista.