A los Tigres de Ciego de Ávila le va de maravilla lo de romper pronósticos y cábalas, lo consiguieron con su inclusión en la final de la III Liga Élite del béisbol Cubano (LEBC) cuando aparecían en los pronósticos de muy pocos y lo reafirmaron con ese primer triunfo por la vía del nocaut (11×1) ante los Leñadores de las Tunas, fuera del radar de los vaticinios.
Los tuneros habían conseguido el primer desafío en las cuatro ediciones anteriores del duelo en postemporada frente a los rivales de turno, pero la novena de Danny Miranda cuenta con la habilidad para hacer saltar la sorpresa, a base del buen desempeño en la grama.
En 35 porfías por el título, quienes encestaron el primer golpe en 25 ocasiones alzaron el trofeo, por lo cual los avileños consumaron un paso importante en la aspiración de sumar un nuevo cetro a unas vitrinas que permanecen inactivas desde la 55 Serie Nacional de Béisbol (SNB).
Para los anfitriones resulta poco común una jornada de una docena de imparables, incluidos cuatro vuelacercas, en cambio sí constituye una realidad de todos los días que su staff de pitcheo cumpla con las expectativas, tal cual lo hizo Ariel Zerquera, con una salida de calidad que significó la mitad del acierto para los felinos.
Con el madero los siete remolques de Robert Luis Delgado, en faena perfecta a la ofensiva, gracias a cuatro hits en igual cantidad de turnos, brindó un plus extra desde la tanda baja de la artillería que hizo añicos al maltrecho cuerpo de serpentineros del equipo verdirrojo.
El grito de “Ciego, Ciego” retumbó en el estadio José Ramón Cepero, dado el empuje de los parciales, pero el despliegue en la grama acaparó miradas, gracias a una novena cohesionada y con un plus motivacional, ajeno para los contendientes, quienes quedaron a deber respecto a su sello identitario.
La defensa de los orientales volvió a exponer fisuras con errores que dictan mucho del nivel esperado para un torneo de la cúspide del deporte nacional y, al mismo tiempo, que siempre dejan la puerta abierta a las anotaciones del contrario, aunque la muerte rápida parecía estar ajena a cualquier pensamiento.
Sin embargo, el béisbol, como la vida misma, sitúa un día detrás del otro para proveer de nuevas oportunidad y a ello deben afianzarse los dos equipos; los Tigres por continuar en su trayecto hacia la cima y los Leñadores por concretar la división de honores que tanto anhelan los visitantes en el pareo de apertura.
Por la selección de la tierra de la piña, José Isaías Grandales buscará extender el buen momento de los suyos, mientras Albert Valladares, en las huestes enemigas, intentará emparejar el cotejo particular.
El espirituano Grandales ya sucumbió a la presión de los play off, luego de elevar su promedio de efectividad (PCL) por encima de los 15 puntos; en tanto, Valladares sin llegar a los estándares de calidad presenta mejores estadísticas, incluso con una sonrisa, además de 5, 06 de PCL y un WHIP de 1,88.
A los discípulos de Miranda les corresponde nadar una vez más contra la corriente porque en el registro histórico de ambos planteles los segundos duelos inclinan la balanza de forma categórica para los del Balcón del Oriente con cuatro triunfos y sin sombras del revés.