Por varios días, familiares, colegas y amigos del escritor Félix Sánchez Rodríguez estuvieron al tanto de su delicado estado de salud, que desencadenó en su fallecimiento ayer, en Ciego de Ávila, a la edad de 69 años.
En redes sociales trascendió la noticia: «Félix no lo logró. Acaba de fallecer, poco antes de las cinco de la tarde», escribió en su perfil de Facebook el periodista Fernando Sánchez Rodríguez, hermano del escritor.
El Instituto Cubano del Libro, en una nota publicada en esta red social, lamentó el deceso del destacado narrador, investigador, autor para niños y promotor cultural, nacido el 11 de agosto de 1955, en Ceballos, Ciego de Ávila.
En síntesis, el texto alude a varios de los reconocimientos que mereció el autor, entre ellos, el Premio Alejo Carpentier de Cuento y los Premios Juan Clemente Zenea, Emilio Ballagas, Eliseo Diego, Regino Botti, Julio Cortázar, Cirilo Villaverde y Guillermo Vidal.
Félix Sánchez ingresó en la Uneac en 1987. En esa organización, fue presidente de la Filial de Escritores y vicepresidente de su Comité Provincial. «En 2002 comienza como corrector y luego editor en Ediciones Ávila. Fue jefe de Redacción de la Revista Videncias y profesor adjunto de la Universidad de Ciego de Ávila. En 2005, la AHS le otorga el Premio Vicente Iriondo por la Obra de la Vida. Coordinaba el Taller de literatura infantil Compay Grillo desde 2004», refiere la nota.
Autor de alrededor de una docena de libros de cuentos y de cinco novelas publicadas, con otras en preparación, Félix entendió que el espacio de la escritura implicaba un sacrificio. «No hay otra fórmula que la de ser persistente», afirmó.
Así lo valoró en una entrevista publicada en Juventud Rebelde, en la que, además, consideró que «el escritor nunca reposa, siempre está observando, imaginando. Aunque debo reconocer que a medida que uno envejece, se cansa más rápido. Lo que pasa es que me organizo e, insisto, la familia ayuda.
«Cuando uno escribe, los ruidos disminuyen en casa. Por otro lado, Hemingway aconsejaba no agotarlo todo y tener algo de qué escribir para el día siguiente. Y créeme: ese consejo es muy bueno».
De dolor, pero también cargados de un profundo afecto y admiración hacia el escritor son los mensajes emitidos en redes sociales al saberse la noticia. En ellos, prevalece la certeza de que sus lectores sabrán preservarlo en su memoria. (Autora: Madeleine Sautié)