El fantasma de algún viejo reportero del siglo XX, nos recordaría, en tono aleccionador, que el periodista nunca debe ser noticia, porque la prensa puede hablar de toda una galaxia de temas y acontecimientos, pero no de sí misma.
Sin embargo, en algunas contadas ocasiones se les debería permitir a los medios situarse unos minutos bajo el foco de atención, y hacer balance de los logros y derrotas de su trabajo, no para que los periodistas nos demos brillo en el ombligo, ni tampoco para justificar lo que nos sale mal, sino porque el lector, al dedicarnos parte de su tiempo, también merece ciertas explicaciones.
Con este fin, Invasor indaga acerca del trabajo de la prensa en Ciego de Ávila, y de sus pasos y traspiés, en estos años de profunda crisis económica y cultural. Ojalá sirvan estas líneas como pretexto para ponernos frente al espejo.
LA CALIDAD ES CLAVE
Para el joven profesor Samuel Ernesto Viamonte Sardiñas, del Departamento de Periodismo de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, es evidente que las problemáticas de la prensa cubana se deben a una gran variedad de mediaciones internas y externas, causadas, en parte, por la dura situación que enfrenta el país.
“Desde visibles deformaciones en las rutinas productivas de los medios, hasta el deterioro de la vida interna en las redacciones o la baja retención de jóvenes periodistas, nuestra prensa debe lidiar con un sinnúmero de cuestiones, que no siempre tienen una solución fácil, pero es imprescindible intentar arreglarlas”, explica.
“Conseguir que la prensa cubana salga del bache no es una tarea menor. En un mundo con tanta información disponible, si nosotros no somos capaces de presentar un producto terminado, de calidad, que añada valor a la noticia, realmente no hacemos nada.
“La prensa tiene que acercarse más a la ciencia, a los estudios sobre comunicación, pues no se puede seguir haciendo periodismo de espaldas a las buenas prácticas, con orejeras para no ver a los lados”, señala Samuel.
Dentro de esos esfuerzos de renovación, la calidad periodística es clave. Así lo reconoce Yadán Galañena León, quien estudia este tema desde hace más de una década, y hoy le dedica su tesis doctoral.
“Uno de los principales indicadores sobre calidad periodística es, a mi juicio, la adecuación pragmática del discurso al contexto, lo que quiere decir que la prensa debe construir sus agendas dando prioridad a los problemas de la realidad social, de modo que sean los públicos quienes impulsen los temas fundamentales a tratar.
“Por desgracia, la dinámica mediática actual prefiere discursos grises, triunfalistas, falsamente alentadores, y poco efectivos comunicativamente. Por ello, no extraña que haya un abrumador descenso en la credibilidad de los medios.
“Ciertamente, la calidad de nuestra prensa ha mejorado en términos formales, pues la infraestructura tecnológica es superior a la de la década de 1990. Sin embargo, en el plano del contenido se nota una disminución con respecto a la prensa prerrevolucionaria o a la de los años 60-70 del pasado siglo”, añade.
¿HACER PERIODISMO SIN PERIODISTAS?
Una breve ojeada a las redacciones avileñas puede dar cuenta del que, en estos últimos años, se alza como un desafío existencial para el funcionamiento de los medios en la provincia: el déficit de reporteros y de otros profesionales que inciden en los procesos editoriales de la prensa.
Alden Hernández Díaz, corresponsal jefe de la Agencia Cubana de Noticias en Ciego de Ávila, no exagera cuando describe las consecuencias de la escasez de personal periodístico.
“Los medios avileños están muy deprimidos, las redacciones permanecen casi vacías, y eso conlleva a que los pocos periodistas que quedan se sobrecarguen de trabajo. Los contenidos, por supuesto, muchas veces no salen con la calidad requerida, y a veces, ha pasado que dejamos de cubrir ciertas noticias, porque humanamente es imposible estar en varios lugares a la vez”, comenta el joven directivo.
Su análisis coincide mucho con el de Roberto Carlos Delgado Burgos, director de Invasor, medio que ha vivido en los últimos años un considerable éxodo de periodistas, lo que dificulta tremendamente la edición de su semanario impreso y la actualización diaria de la web.
“Hoy solo contamos con dos reporteros, de 12 plazas disponibles. Tenemos también dos trabajadores pluriempleados, que ayudan a paliar el problema, pero que tampoco constituyen la solución definitiva.
“Tratamos de mantener la calidad, y de continuar haciendo periodismo sobre temas económicos, pero se vuelve muy difícil, con un equipo tan reducido. En todo caso, la solución depende de incorporar nuevos periodistas”, asegura.
Pero, ¿de dónde?, tendríamos que preguntarnos. Y, más importante aún: ¿Cómo garantizar las condiciones materiales —y espirituales— para detener la sangría de profesionales hacia otros sectores mejor pagados o hacia el extranjero? Allí quizá se encuentre la trabazón, el nudo, de un dilema que afecta a demasiadas redacciones de toda Cuba…
ENTRE CARENCIAS, EL EMPEÑO
Alfredo Fernández Arcia, director provincial de la Cadena de Radio en Ciego de Ávila, asegura que es fundamental acercarse a las audiencias, y garantizar productos audiovisuales dignos, donde los oyentes hablen y expongan sus preocupaciones.
“En la radio, nos golpea mucho la falta de personal artístico, para lograr, por ejemplo, una variedad de voces y diseños sonoros acordes con los tiempos que corren. También falta autopreparación, completar las plazas de reporteros en nuestras emisoras, y un mejor trabajo con los estudiantes de Periodismo durante sus prácticas preprofesionales”.
Algo parecido ocurre en Televisión Avileña, donde las carencias materiales y el déficit de profesionales en áreas claves golpean el quehacer de este medio. Para Nayrobi Terri Segrera, directora del canal, hacer televisión en tiempos de crisis económica se vuelve doblemente difícil.
“Un minuto en pantalla requiere de un guion coherente con el tema a tratar, un presentador con suficiente cultura general para sostener conversaciones atractivas, buen maquillaje, vestuario, iluminación, escenografía, cámara… O sea, hace falta una excelente combinación de elementos tecnológicos, éticos y estéticos.
“Además, a pesar de la Ley de Comunicación Social, todavía existen funcionarios que se niegan a comparecer ante nuestras cámaras, y muchas veces nos dejan la silla vacía”, lamenta Nayrobi.
También en la Ciudad del Gallo se sienten estas disfuncionalidades. Kenia López Martínez, jefa de Programación y del Departamento Informativo del canal municipal Morón Tevé, comenta el enorme esfuerzo de su colectivo para mantener al aire toda una diversidad de espacios donde el moronense se vea reflejado.
“Estamos trabajando prácticamente sin periodistas, pero también sin camarógrafos, lo que añade otro grado de dificultad a nuestra cotidianidad. Hacemos periodismo con teléfonos móviles, lo que, por supuesto, atenta contra la calidad”.
En la mayoría de los medios, las dificultades para la transportación también están entre las principales preocupaciones, toda vez que, su disponibilidad, define si se cubre o no una noticia.
De igual forma, la obsolescencia tecnológica y los continuos apagones son factores que inciden negativamente en el periodismo que se hace, y en la motivación y el rendimiento de los profesionales de la prensa.
PASOS DE AVANCE
“En los últimos años, en Cuba hemos dado importantes pasos conceptuales para el trabajo de la prensa, que llevaban años debatiéndose. Lo que ocurre es que esas transformaciones llegaron en un momento de mucha incertidumbre dentro de la sociedad, y entre tantas crisis superpuestas a veces no es fácil ver los avances, aunque estén allí”, opina Luis Raúl Vázquez Muñoz, corresponsal del diario Juventud Rebelde en Ciego de Ávila.
“Que el ejercicio periodístico cuente con un andamiaje jurídico como el actual, también ayuda a destrabar algunos problemas; porque desgraciadamente venimos de un escenario en el que unas cuantas entidades controlaban la información pública, para favorecer su propia imagen.
“No obstante, también es cierto que esos conflictos no se extinguirán totalmente con una ley. Por eso, es tan importante que el periodista sepa lo que debe hacer, y además tenga la libertad y la autonomía suficientes para cumplir su misión social.
“Se necesita un importante cambio de mentalidad en el conjunto de la sociedad sobre el rol que desempaña el periodismo y contra la inercia espiritual de estos tiempos. Sabemos que esas transformaciones no son homogéneas, pero es imprescindible que no se pospongan, y que partan desde los propios medios de comunicación”, agrega Luis Raúl.
A esta altura, si en algo pueden coincidir unos y otros dentro del gremio, es que el futuro de la prensa en Ciego de Ávila, como en el resto de Cuba, dependerá tanto de su capacidad para reinventarse y adaptarse a los nuevos tiempos, como del apoyo y el respeto que le brinden las instituciones públicas del país, los decisores políticos, las fuentes de información y la sociedad. No será un proceso rápido ni fácil, pero tampoco habrá otra manera de darle al pueblo la prensa que merece.