Entrevista realizada al Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez por los periodistas y comunicadores españoles Pascual Serrano, Javier Couso, José Manzaneda y Carlos González Penalva el 20 de marzo de 2025, y transmitida en la Mesa Redonda del 8 de abril de 2025
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—Pascual Serrano: Muy buenas, presidente. Gracias por atendernos con motivo del Coloquio internacional Patria. Estamos aquí cuatro periodistas españoles, que tenemos la oportunidad de preguntarle todo lo deseamos, que es mucho: José Manzaneda, Carlos González Penalva, Javier Couso y un servidor, Pascual Serrano. Gracias.
—Miguel Díaz-Canel Bermúdez: Gracias a ustedes por estar en Cuba, por haber participado en Patria, y también por todo lo que han aportado a los eventos de Patria con su participación.
—Pascual Serrano: Comenzamos con la primera pregunta. Como por todos es sabido, en el último período de la administración Biden, este hizo algo sorpresivo, que fue retirar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo. Y también sorpresivamente, una vez que entra Trump al gobierno, una de sus primeras medidas es volver a incluir a Cuba en esta lista. ¿Cómo interpreta usted esos cambios de posición? ¿A qué obedecen o qué explicación pueden tener?
—Miguel Díaz-Canel Bermúdez: Yo creo que lo ocurrido es casi una caricatura de lo que es la política norteamericana. Primero, vamos a ver la naturaleza de la lista. Se habla de una lista de países que apoyan el terrorismo. ¿De quién es la lista? Esa lista no está reconocida legalmente por ningún instrumento de Naciones Unidas, no la reconoce ninguna agencia de Naciones Unidas, no la reconoce ninguna institución de Estados Unidos. Es la lista del gobierno de los Estados Unidos. Por lo tanto, el gobierno de los Estados Unidos pone en la lista a quien quiera poner, y yo creo que ha usado la lista como un mecanismo de máxima presión a los países, a los gobiernos que no se dejan intimidar, a los gobiernos que no responden a la sumisión que, de manera hegemónica, Estados Unidos aspira imponer a todo el mundo. Y ese ha sido el caso de Cuba.
Ha sido un instrumento de presión. Hay que decir también, y aprovecho la pregunta para destacar lo que afecta a un país, aunque sea una lista espuria e ilegal que a un país lo pongan en esa lista, de inmediato todas las instituciones bancarias, la mayoría de las instituciones bancarias que tienen relaciones con Estados Unidos y las agencias financieras, te cortan todo servicio. Eso es muy difícil para un país, más para un país como el nuestro, que lleva 65 años de bloqueo, que ahora tiene un bloqueo con una cualidad nueva, que es el recrudecimiento. No es el mismo bloqueo de los años 70, ni de los 80, ni de los 90. Es un bloqueo recrudecido, y una de las características de ese recrudecimiento es precisamente las implicaciones que tiene la lista. Por lo tanto, la lista hace mucho daño al país que incluyen en la misma.
Entonces, aquí tenemos la reacción de dos administraciones en el tiempo: la de Biden, que supuestamente tenía todos los elementos y todos los argumentos para saber que Cuba no apoya el terrorismo. Cuba nunca ha apoyado el terrorismo. Nosotros hemos sido víctimas del terrorismo, y está probado, está documentado, está demostrado. Hemos sido víctimas de un terrorismo apoyado por el gobierno de Estados Unidos. Por mencionar un solo hecho, mencionemos el avión de Barbados. Estados Unidos siempre acogió a terroristas que actuaran contra Cuba, como Posada Carriles y el propio Bosch. Son incontables los hechos de terrorismo que ha auspiciado el gobierno de los Estados Unidos contra Cuba.
Por lo tanto, nosotros somos víctimas del terrorismo. Nosotros no somos un país terrorista. Nosotros no enviamos a nadie a sabotear, a hacer crímenes. Nosotros mandamos médicos a los países que los necesitan, mandamos maestros. Entonces, esa administración indudablemente tenía todos los argumentos, todos los elementos, todas las pruebas para tomar la decisión de sacar a Cuba de esa lista, y lo hizo al final. Casi como llevarse un legado al final de la administración, de que hizo un gesto bueno ante la comunidad internacional.
Porque hay que decir que la comunidad internacional, de la misma manera que durante más de 30 años ha estado en contra del bloqueo y ha votado a favor de la resolución cubana en contra del bloqueo en Naciones Unidas, en los últimos años ha condenado también, junto al bloqueo, la inclusión de Cuba en la lista de países terroristas. Por lo tanto, hay una presión internacional también, y hay un apoyo a Cuba a nivel internacional con relación a la exclusión de Cuba de la lista de países terroristas.
Y esa administración lo hace en el momento de la salida, y solo unos días después de asumir el poder, la administración de Trump nos incluye en la lista. Las agencias no han cambiado, por lo tanto, no hay ningún acontecimiento nuevo que pueda decir que hay una modificación en la actitud de Cuba. No hay una prueba nueva, y una nueva administración enseguida desmiente lo que dice la otra y te vuelve a incluir. ¿Qué basamento hay? ¿Qué justicia hay? Es un hecho agresivo, es un hecho que solo puede estar marcado por el desprecio a un pueblo, por el odio hacia un pueblo. Es un hecho de arrogancia, es un hecho de prepotencia, y que justifica una vez más que uno de los elementos, uno de los mecanismos que usa el gobierno de los Estados Unidos en su afán de derrocar a la Revolución Cubana, como parte de ese concepto de asfixia económica para provocar el estallido social, ha sido manipular el tema de la inclusión o no en la lista de países terroristas.
Por lo tanto, es una incoherencia en la política del gobierno de los Estados Unidos, es una incoherencia, y marca entonces la perversidad que hay en esa política. Así es como interpretamos lo que ha ocurrido.
Hay personas que dicen: «Bueno, pero Cuba pudo disfrutar muy poco los días fuera de la lista». El problema no era de disfrute para nosotros que Biden, aunque tardíamente, nos sacara de la lista. Era un hecho de que nos daba la razón, de que no había argumentos para tener nunca a Cuba en la lista. Y que Trump iba a incluirnos en la lista era una cosa que esperábamos, porque nosotros tenemos modeladas las posibilidades de cómo puede actuar la política norteamericana. Son 65 años de resistencia, son 65 años de batalla, son 65 años de tener que enfrentar la manipulación, la calumnia, el odio, el desprecio de la principal potencia del mundo a solo 90 millas.
Conocemos cómo piensa el gobierno de los Estados Unidos, conocemos cómo se mueve hacia Cuba. Pero en términos políticos, ante el mundo, se demostró la falsedad, que hay una incoherencia en el gobierno de los Estados Unidos, y que lo que Cuba ha denunciado es una verdad. No había elementos para nosotros estar en una lista de países que supuestamente apoyan el terrorismo. Una administración lo reconoce saliendo, y otra lo incluye entrando. Es un país con una locura gubernamental tremenda.