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Empresa de Cepillos y Artículos Plásticos Juan Antonio Márquez, en Ciego de Ávila. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate

Ciego de Ávila: La fábrica del Che que sigue haciendo historia (+Fotos y Video)

El taller de maquinado de la Empresa de Cepillos y Artículos Plásticos Juan Antonio Márquez, en Ciego de Ávila, arrancó con un solo torno de uso múltiple y hoy opera con más de 14 equipos para la rectificación y fabricación de piezas de repuesto. En esta nave de CEPIL, manos ingeniosas y mentes innovadoras sostienen el pulso de una industria que, contra el tiempo, ha acumulado más de tres décadas de explotación.

“A principios de los 2000 rescatamos equipos y herramientas de empresas en decadencia en La Habana. De Capdevila trajimos el equipo para fabricar escobas. Desde entonces, no hemos parado de recuperar maquinaria que hoy está al borde de la obsolescencia”, relata a Cubadebate Orlando Rivero Jiménez, con 37 años laborando en CEPIL.

Sobre los desafíos técnicos, detalla que cada máquina requiere refacciones, pero su adquisición se complica por el desuso de estos modelos —especialmente en cepillería— y las trabas logísticas. “Casi el 60% del personal participa en innovación; entre todos hemos logrado reconstruir esas piezas”, enfatiza.

El taller de maquinado, apodado “el caballo de batalla que resuelve todo”, opera gracias a un equipo con “un arraigado sentido de pertenencia”.

“Estamos enfrascados en la búsqueda de materia prima. Las rastreamos donde otros solo ven desechos: nylon de bolsas Cubalse, envases de detergente, cajas plásticas de Acopio… incluso lo descartado en vertederos o empresas. Nada se pierde; todo lo reconvertimos en nuestras propias maquinas”, refiere Rivero Jiménez.

Orlando Rivero Jiménez. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate

Economía circular y sostenibilidad medioambiental

“Cepil es única en su tipo en el país”, afirma Oscar Morales Domínguez, director de la empresa, y no solo por su producción, sino por su historia: Fue fundada por el Che el 13 de febrero de 1963. Desde entonces, la fábrica —perteneciente al Grupo Empresarial de la Industria Ligera (Gempil)— se ha dedicado a la fabricación de cepillos y, con el tiempo, ha ampliado su catálogo para responder a las demandas de la población.

Morales Domínguez explica que, a lo largo de los años, “ha habido diferentes momentos de inversiones que han permitido mantener una capacidad productiva acorde a las necesidades, siempre crecientes, de los cubanos”. A diferencia de otras entidades que trabajan el plástico, CEPIL se distingue por su enfoque: “Todo lo que producimos son útiles del hogar y materiales de limpieza, tanto para las familias como para el sistema empresarial”. Entre sus productos destacan cubos, escobas, recogedores y otros artículos esenciales para el aseo.

“Los últimos años han sido muy complejos en cuanto a abastecimiento y financiamiento”, reconoce el director de CEPIL. La escasez de piezas de repuesto y materias primas ha obligado a la empresa a buscar soluciones creativas; ha sido clave la economía circular.

Esta estrategia no se limita a su fábrica: “A nivel de grupo, aprovechamos todos los desechos o sobrantes del proceso productivo para convertirlos en materia prima útil”. El resultado es notable: el 50% de los materiales que utilizan actualmente son recuperados.

Este modelo ha permitido mantener los encadenamientos productivos, tanto con empresas estatales como no estatales. Un ejemplo destacado es la colaboración con EMI Batalla de Santa Clara: “Ellos nos proveen materia prima –recuperada o virgen–, nosotros fabricamos productos para su demanda y, además, podemos cubrir necesidades de sectores como educación, salud y hogares de ancianos”, explica.

La empresa también ha establecido vínculos importantes con Ecoplast S.A, en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, lo que les ha permitido acceder a divisas para reforzar su capacidad productiva.

“Llevamos dos años trabajando además con un proyecto de desarrollo local en Camajuaní”, comenta el directivo.

Ellos importan la materia prima y Cepil produce escobas y escobillones. “Ahora esperamos un contenedor para reactivar la fabricación de cepillos dentales, paralizada desde hace dos años”.

Contamos con procedimientos claros para trabajar con el sector no estatal, explica. La empresa verifica minuciosamente la documentación de sus socios y mantiene firmeza en los aspectos económicos. “No podemos asumir pérdidas por complacencia. Cada parte debe velar por su sostenibilidad financiera”, añade el directivo.

Un orgullo particular para CEPIL es su moderna máquina de producción de envases, implementada en 2020 mediante un proyecto de inversión con China. “Es equipamiento único en Latinoamérica, capaz de fabricar envases ya etiquetados”, comenta Morales Domínguez. Esta tecnología ha permitido suministrar productos de alta calidad a empresas como Vitral, dedicada a la producción de pinturas.

El director reconoce los desafíos en estas colaboraciones: “A veces los números no cuadran para nuestros socios, y lo entendemos”. Sin embargo, enfatiza la importancia del diálogo para encontrar soluciones mutuamente beneficiosas. “Cuando logramos ese equilibrio, todos ganamos, y al final, es el país quien se beneficia”.

En esta misma línea, CEPIL apuesta por un proyecto de sostenibilidad que busca reducir su dependencia de los recursos estatales. “Queremos generar nuestros propios ingresos”, afirma Morales Domínguez. La estrategia incluye alianzas con la comercializadora de la industria de licores, utilizando su plataforma de ventas online. “Esos ingresos los reinvertimos en la compra de materias primas”, señala.

Los primeros frutos ya se ven: “Acaba de llegar nuestro primer contenedor financiado con estos recursos, lo que nos permitirá expandir el comercio electrónico”.

Capital humano vs crisis energética, un equilibrio desafiante

Oscar Morales Domínguez, director de la empresa. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate

El director Oscar Morales Domínguez identifica claramente las fortalezas que han permitido a CEPIL mantenerse operativa en estos años difíciles. “Nuestro principal activo es el capital humano”. Los trabajadores han demostrado su compromiso frente a situaciones extremas como la falta de materias primas y los constantes apagones eléctricos. Asimismo, el movimiento de innovadores ha sido clave para resolver problemas técnicos y mantener en funcionamiento equipos obsoletos.

La relación con las universidades constituye otra fortaleza estratégica. Morales Domínguez destaca cómo esta colaboración ha permitido logros significativos, desde la capacitación del Consejo de Dirección hasta la preparación para la implementación de la futura Ley de Empresas. Han desarrollado módulos especializados que antes no existían en el Ministerio, entre ellos, trabajos conjuntos en certificación financiera, estudios de capacidad y diseño de estrategias empresariales.

Sin embargo, las dificultades son considerables. La crisis energética ha obligado a reestructurar completamente los turnos de trabajo. “Pasamos de tres turnos a dos, con horarios extremadamente variables”, comenta el director. El nocturno opera de 11:00 pm a 7:00 am, mientras que el diurno debe ajustarse constantemente según la disponibilidad eléctrica. La situación se complica con las máquinas de inyección, que requieren 45 minutos para calentarse después de cada interrupción, lo que amplifica las pérdidas productivas.

Ante estos desafíos, CEPIL implementa soluciones creativas. Trabajan en la reparación de un grupo electrógeno inactivo por tres décadas, priorizan productos de bajo consumo energético, y mantienen una flexibilidad operativa extrema. “Son medidas de emergencia”, reconoce Morales Domínguez, pero demuestran su capacidad de adaptación.

CEPIL y la economía circular: Una solución con historia

Un orgullo particular para CEPIL es su moderna máquina de producción de envases. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate

La economía circular se ha convertido en pilar fundamental para CEPIL. “Desde 2020, cuando el país priorizó este concepto, retomamos ideas que el Che había planteado décadas atrás”, señala. Recuerda especialmente cuando el Guerrillero Heroico inauguró la primera empresa recuperadora de materias primas, destacando que “aquí se recuperan valores”, una filosofía que hoy guía a CEPIL.

Durante el Periodo Especial, la empresa ya había experimentado con el reciclaje, pero fue la crisis actual la que llevó estas prácticas a otro nivel.

“Cuando el país no podía suministrarnos materiales, tuvimos que ser creativos”, comenta Morales Domínguez. Iniciaron comprando materia prima recuperada, pero pronto implementaron iniciativas más innovadoras como festivales en escuelas, donde los niños llevaban objetos plásticos rotos de sus hogares. Estos materiales, tras procesos de limpieza y transformación, se convirtieron en insumos valiosos.

Uno de los éxitos más notables ha sido el aprovechamiento de sacos de polipropileno que antes contaminaban vertederos. “Convertimos un problema ambiental en solución productiva”, afirma el director. Actualmente, el 50% de los materiales usados provienen de este sistema circular, permitiendo fabricar productos como bases de escobas sin depender totalmente de materias primas vírgenes.

Estos esfuerzos no han pasado desapercibidos. En 2001, CEPIL presentó su modelo en un evento internacional de empresas emprendedoras, mostrando cómo la innovación puede superar limitaciones. Los resultados económicos hablan por sí mismos: 2 millones de pesos en utilidades a distribuir este semestre y un aumento del ingreso medio por trabajador de 8,000 a 12,000 pesos, todo manteniendo precios accesibles y sin exceder el margen de utilidad permitido.

El directivo enfatiza a Cubadebate que este modelo no solo resuelve problemas inmediatos, sino que fortalece la confianza de los trabajadores. “Cuando mostramos que tenemos asegurados los materiales para los próximos meses, reforzamos la credibilidad en el proceso”, explica.

Rostro humano en Ciego de Ávila

Empresa de Cepillos y Artículos Plásticos Juan Antonio Márquez, en Ciego de Ávila. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate

“Nuestro verdadero logro no se mide solo en producción o ingresos, sino en lo que aportamos a la comunidad”, afirma el directivo, detallando una red de apoyo que se extiende por toda la provincia.

La empresa asume la atención de tres consultorios médicos (22, 23 y 24) y transforma sus espacios públicos. “No solo los pintamos y mantenemos limpios”, explica Morales Domínguez, “sino que reparamos mobiliario, cambiamos luminarias y garantizamos condiciones que el sistema de salud no puede solventar”.

A cuatro cuadras de la fábrica, el Hogar Materno recibe apoyo constante. “Cuando producimos los módulos estatales para embarazadas, siempre reservamos parte para venderles a precios módicos”, comenta el director. Orinales, bañeras y otros artículos plásticos llegan así a quienes más los necesitan. La Sala de Neonatología del Hospital Provincial también beneficia de esta política, con mejoras en infraestructura y suministros.

El director recuerda una emergencia reciente: “Tres meses sin agua en el barrio por una turbina quemada. Les dimos una de nuestras reservas y resolvimos el problema”. Esta acción refleja una filosofía de empresa: el alumbrado con paneles solares que ilumina calles aledañas, las cámaras de seguridad que protegen a vecinos, y los puntos de carga para celulares son otros ejemplos de esta integración.

Asimismo, CEPIL ha desarrollado un sistema único de atención al personal: una casa de cultivo provee vegetales a precios simbólicos (acelga a 25 pesos frente a 140 del mercado); una clínica estomatológica, equipada con sillones rescatados, atiende diariamente a 6-7 personas, incluyendo trabajadores y comunidad; y cada martes, médicos de los consultorios apoyados ofrecen consultas y seguimiento médico. En 2023, 58 familias recibieron materiales de construcción para mejorar sus viviendas

Morales Domínguez comparte un caso emblemático: “Una madre soltera de tres hijos, sin empleo, hoy trabaja con nosotros. Recientemente le reconstruimos el techo completo de su casa”.

Una visión pragmática ante los desafíos económicos

Empresa de Cepillos y Artículos Plásticos Juan Antonio Márquez, en Ciego de Ávila. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate

Al analizar con realismo las perspectivas de CEPIL en el complejo escenario económico actual, Morales Domínguez agrega: “Nuestra prioridad inmediata es mantener el cumplimiento de los planes mediante el comercio electrónico, nuestra principal fuente de divisas”, explica. Reconoce las limitaciones para la exportación: los altos costos de importación de materias primas desde Asia hacen inviable competir en mercados externos con productos básicos de plástico.

Frente a estas restricciones, la empresa aprovecha desperdicios plásticos de otras industrias nacionales, transformando lo que sería basura en materia prima valiosa. “Recibimos conexiones plásticas ociosas de diversas empresas y las reconvertimos en productos útiles”, detalla. Esta estrategia de economía circular se complementa con una política laboral singular: mantienen cero desempleados reubicando personal en labores de mantenimiento y jardinería cuando escasea la materia prima para producción.

El director cuestiona las narrativas simplistas sobre productividad: “El sector estatal representa el 58% del entramado productivo nacional y sigue siendo el mayor aportante”. Aclara que la supuesta eficiencia del sector no estatal a menudo se basa en sobreprecios más que en genuinos avances de productividad. Bajo su gestión, CEPIL ha transformado radicalmente sus procesos, eliminando almacenes llenos de productos estancados para implementar un sistema de producción y distribución justo a tiempo.

La apuesta por el capital humano marca la diferencia. La empresa ha desarrollado siete módulos formativos con universidades locales y cuenta con asesoría de doctores que también trabajan con transnacionales. Este esfuerzo les valió el reconocimiento como aula anexa universitaria. “Los estudiantes vienen aquí a complementar teoría con práctica real”, comenta Morales.

Aunque reconoce que no son perfectos, trabajan bajo una filosofía que combina pragmatismo económico y responsabilidad social con un enfoque integral que guía a la empresa en su camino hacia una eficiencia socialista adaptada a los tiempos actuales.


Empresa de Cepillos y Artículos Plásticos Juan Antonio Márquez, en Ciego de Ávila. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate
Uno de los éxitos más notables ha sido el aprovechamiento de sacos de polipropileno que antes contaminaban vertederos. Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate

En video, empresa Cepil: Encadenamientos productivos y economía circular

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