El Embajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Mike Waltz, incurrió en múltiples falsedades durante su intervención en el debate sobre la resolución que exige el fin del bloqueo contra Cuba.
Su discurso repitió –casi punto por punto– el repertorio de argumentos ya desmentidos que Washington suele utilizar para justificar un régimen de sanciones condenado año tras año por la comunidad internacional.
Bajo la apariencia de “corregir desinformación”, Waltz reprodujo afirmaciones que no resisten confrontación con los hechos ni con la propia legislación estadounidense vigente, y que buscan desplazar el foco desde la responsabilidad material del bloqueo hacia acusaciones políticas contra Cuba.
Waltz recibió una contundente reacción del ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, quien desde su escaño interrumpió al representante estadounidense.
“El representante permanente de los Estados Unidos no solo miente, desviándose sustancialmente del tema, sino que también se expresa groseramente y en contra de su presidente, en contra de la dignidad de la Asamblea y los Estados miembros. Lo está haciendo de una manera incivilizada, cruda y grosera. Eso no es aceptable en este foro democrático. Señor Waltz, esta es la Asamblea General de las Naciones Unidas. No es un chat de Signal ni es la Cámara de Representantes”.
El funcionario estadounidense, en respuesta, volvió a su guion y reiteró que Cuba menoscaba las democracias de nuestro hemisferio, por lo que repitió su llamado a no votar por el proyecto de resolución.
Con total desvergüenza y olvidando las leyes que su propio Gobierno ha impuesto como herramienta intimidatoria para terceros países, Wolf recalcó que “Estados Unidos siempre ha permitido que Cuba importe alimentos, medicinas y bienes humanitarios (…) el régimen cubano puede comerciar con cualquiera de ustedes, con el mundo entero, con todo el hemisferio occidental, con nuestros amigos en Canadá y en otros lugares. No hay ningún bloqueo. Porque un bloqueo impediría que cualquier cosa llegara a Cuba”.
Asimismo, instó a no permitir el viaje turístico de sus ciudadanos a Cuba, y que la mayor de las Antillas “rinda cuenta de la violación a los derechos humanos”. Sobre esto mencionó el supuesto “trabajo forzado para fabricar carbón y cigarros, los presos políticos”. Tampoco dejó de aplicar su campaña política sobre la colaboración médica profesional de Cuba, la cual en vez de significar una ayuda a la comunidad internacional es —dijo— “una fuente de efectivo para el régimen”.
“Absténganse de esta votación o voten en contra. Estados Unidos y nosotros de manera muy entusiasta acogemos con beneplácito su apoyo”, concluyó.
Las 10 mentiras del Embajador estadounidense en su discurso
1.“El bloqueo no existe”
La legislación estadounidense que sostiene el bloqueo –Ley Helms-Burton (incluido su Título III), Ley Torricelli, “regla de los 180 días”, listas y sanciones sectoriales y financieras– existe y está vigente. La Resolución de Cuba contra el bloqueo no “inventa” esas normas: las documenta y muestra su aplicación práctica. Además, documentos oficiales de EE.UU., como la reedición del Memorando Presidencial n.º 5 (30/06/2025), confirman la continuidad de la política de “máxima presión” contra Cuba.
2. “Las dificultades económicas de Cuba son responsabilidad exclusiva del gobierno de La Habana”
El objetivo declarado de la política estadounidense es “asfixiar la economía” para provocar un estallido social; ello incluye perseguir combustible, finanzas, turismo y cooperación médica. Ese cerco impacta precios, inversiones, logística y liquidez, y explica buena parte de las tensiones económicas actuales.
3.“La resolución anual en la ONU es propaganda”
La votación expresa una defensa amplia del derecho internacional y la Carta de la ONU; el despliegue inusual de presiones diplomáticas de EE.UU. para alterar votos subraya el aislamiento de esa política y la relevancia del pronunciamiento multilateral.
4.“La escasez de alimentos y medicinas es culpa del gobierno cubano.”
Existe una cadena de cuellos de botella provocada por el cerco económico de EEUU: en salud, el Cuadro Básico de Medicamentos (651 renglones) registra una afectación del 69% y 364 fármacos en falta (56%) por trabas de pago, proveedores que se niegan a operar y prohibiciones tecnológicas que bloquean equipos o insumos con ≥10% de componente estadounidense. Esto impide adquirir o encarece severamente medicamentos avanzados y dispositivos críticos (por ejemplo, prótesis aórticas percutáneas o equipos de diálisis), con impacto directo en la atención y los indicadores sanitarios.
En alimentos, la falta de financiamiento y las negativas bancarias forzaron a dejar de importar ~337 mil t de maíz y ~120,3 mil t de soya (piensos), con incumplimientos en la producción de huevos para la Canasta Familiar. Aun las compras “autorizadas” en EE. UU. se realizan bajo condiciones no normales: licencias específicas, pago en efectivo por adelantado (sin créditos), transporte solo en buques estadounidenses y en viajes unidireccionales, lo que encarece fletes y retrasa entregas. La falta de mercancías se debe a la falta de financiamiento, acceso limitado a créditos, aumento de precios, fletes altos y retrasos en los arribos, consecuencias directas del bloqueo.
5. “El bloqueo permite exportar libremente”
No hay “libertad” comercial: el marco legal de EE.UU. fija una política de denegación para exportaciones/reexportaciones a Cuba (EAR) y prohíbe a subsidiarias de empresas estadounidenses en terceros países comerciar con Cuba; además rige la “regla de los 180 días” que disuade a navieras de tocar puertos cubanos, y las ventas agrícolas permitidas exigen pago en efectivo por adelantado, sin financiamiento estadounidense. Todo ello restringe y encarece cualquier operación, tanto para exportar como para importar.
A esto se suma la persecución financiera extraterritorial: multas y amenazas a bancos y proveedores, negativas de abrir o mantener cuentas, y operaciones bloqueadas que cortan flujos de pago y cobranza. El propio informe de Cuba recoge casos recientes (multa OFAC a EFG; negativa de abrir cuenta para la EXPO Osaka; cierres de cuentas de embajadas) y cuantifica afectaciones generalizadas a contratos, cartas de crédito y transferencias.
Es decir, lejos de “exportar libremente”, Cuba comercia bajo veto, licencias y miedo regulatorio; de hecho, el documento enumera medidas que Washington podría autorizar –biomedicina, minería, turismo, flexibilización de licencias de inversión, elevar el umbral del 10 % de componente estadounidense, autorizar corresponsalías bancarias, retirar a Cuba de la lista SSOT y suspender el Título III– y que hoy obstaculiza.
6. “Cuba tiene libertad plena para comerciar con otros países”
Las medidas secundarias (extraterritoriales) de EE.UU. disuaden y castigan a terceros (bancos, navieras, aseguradoras), elevando costos y riesgos de operar con Cuba, lo que restringe la libertad real de comercio.
7.“El gobierno cubano trafica con su personal médico”
Cuba sostiene cooperación internacional voluntaria y ampliamente reconocida; la persecución de EE.UU. busca cortar esos ingresos y privar a poblaciones vulnerables de servicios esenciales, ignorando estándares de la ONU y OPS.
8. “El gobierno cubano se beneficia del mercenarismo”
Cuba aplica “tolerancia cero” al mercenarismo y ha procesado penalmente a reclutadores; no respalda ni consiente participación de nacionales en conflictos externos.
9.“Cuba desestabiliza el hemisferio”
Lo desestabilizador es el despliegue militar y el chantaje diplomático de EE.UU. en el Caribe y la región; Cuba y la CELAC sostienen el principio de ‘Zona de Paz’.
10. “Cuba contribuye a la ‘maquinaria de guerra’ rusa”
Cuba no participa en la guerra en Ucrania ni envía efectivos; ha desarticulado redes de reclutamiento y sanciona el mercenarismo.
