Los jubilados en Argentina enfrentan una “crisis humanitaria”, según organizaciones de defensa de la tercera edad, con ingresos que los ubican por debajo de la línea de pobreza y obligan a muchos a trabajar o abandonar tratamientos médicos.
Actualmente, el 63.5 % de los 7.4 millones de jubilados percibe la mínima de 279 121 pesos (257 dólares), cifra insuficiente para cubrir necesidades básicas, según datos oficiales.
Según Eugenio Semino, defensor de la Tercera Edad de Buenos Aires, “las jubilaciones en Argentina vienen perdiendo su poder adquisitivo ante la inflación”. Agregó que el ajuste fiscal del gobierno de Javier Milei profundizó la crisis: “El superávit fiscal se paga con la calidad de vida y con la vida misma de los jubilados”.
El bono de refuerzo de 70 000 pesos, vigente desde 2022, está congelado desde marzo, mientras la inflación acumulada en 2023 fue del 117.8%.
Según el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), los jubilados con mínima perdieron ingresos equivalentes a cinco pensiones en 14 meses: “Se les ha ‘sustraído’ cinco meses por una política económica que no actualiza los haberes por inflación”.
Los gastos en salud, que aumentaron 119% en 2024, y el fin de los medicamentos gratuitos agravan la situación. “El jubilado ya no consume los medicamentos conforme lo que le receta su médico sino de acuerdo a lo que tiene en el bolsillo”, denunció Semino.
Además, 783 597 mayores de 60 años trabajan en empleos formales, aunque muchos aceptan informalidad para subsistir.
El miércoles, jubilados protestaron frente al Congreso con apoyo de sindicatos y hinchas. “Era gente trabajadora, de clase media, que fue perdiendo todo”, advirtió Semino.