Ofrendas florales del General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución cubana, y de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC) y Presidente de la República, encabezaron hoy las honras fúnebres de Jesús Gilberto García Alonso, expedicionario del yate Granma, combatiente de la clandestinidad y de la más reciente fase de lucha por la liberación nacional.
En ceremonia solemne de despedida fueron depositadas sus cenizas en el Panteón de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), en la Necrópolis de Colón de esta capital, a la cual asistieron José Ramón Monteagudo Ruiz, miembro del Secretariado del Comité Central del PCC y jefe del Departamento Agroalimentario, así como representantes de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, familiares, amigos y compañeros de lucha.
César Hernández González, miembro del Comité Provincial del PCC en La Habana, recordó, en las palabras de elogio, la ejemplar trayectoria revolucionaria de Gilberto, como todos le llamaban, nacido el 29 de junio de 1930 en Artemisa, provincia de La Habana.
Desde muy joven, mostró su compromiso con las causas justas, y tras organizar un sindicato en el muelle de La Habana en 1950, fue despedido, logrando su restitución con la participación del entonces joven abogado Fidel Castro.
Se incorporó al Partido Ortodoxo y, tras el golpe de Estado de 1952, se sumó a la lucha contra la tiranía de Batista.
Integrante del Movimiento 26 de Julio, fue enviado a México en 1956 y formó parte de la histórica expedición del yate Granma que desembarcó en Cuba el 2 de diciembre de ese año.
Con el triunfo de la Revolución, prestó servicios en el Ejército Rebelde, la Aviación y el Departamento de Inteligencia, alcanzando el grado de capitán.
Posteriormente, ocupó importantes responsabilidades administrativas y en el servicio exterior, siendo designado jefe del Departamento América del Sur en el Ministerio de Relaciones Exteriores y Embajador en Cabo Verde.
Fue fundador del Partido Comunista de Cuba, al que ingresó en abril de 1967, y recibió numerosas condecoraciones por su consagrada actitud, entre las que destacan las medallas de Combatiente de la Lucha Clandestina y de la Liberación Nacional, y conmemorativas por los aniversarios de las FAR.
En el acto se destacó su humildad, sencillez, jovialidad y su lealtad absoluta a Fidel y a Raúl, así como su defensa permanente de la unidad entre los revolucionarios, a la vez que se subrayó su estrecho vínculo con el pueblo, los jóvenes y la Federación Estudiantil Universitaria.
Jesús Gilberto García Alonso deja un imperecedero ejemplo de revolucionario íntegro, padre y vecino consagrado, cuyo legado inspira a las nuevas generaciones a defender las conquistas de la Revolución, bajo la guía y el ejemplo del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
