Del 5 al 10 de noviembre, la ciudad se convierte en escenario del evento Buscando la Tradición, una cita donde el arte y la historia se enlazan para rendir homenaje al legado espiritual y cultural de los avileños.

Con el auspicio del Consejo Provincial de las Artes Escénicas y Latin Luli’s Production, esta nueva edición reafirma el compromiso de los locales con la preservación de los saberes que han pasado de generación en generación. Durante seis días, danzarios, actores y músicos transforman plazas, parques y calles en espacios de encuentro con los ancestros, recordando que cada gesto artístico es también un acto de resistencia cultural.

Entre los invitados destacan reconocidas agrupaciones como Okay, de Venezuela, Nagó, de Primero de Enero, y Ossopuan Irawo, anfitriona del evento bajo la dirección de María Victoria Negret. A ellas se suman Iberodance, Zama, Kaury y Cuba Dance, junto a colectivos teatrales avileños de gran trayectoria como Teatro Primero, Guiñol Polichinela y Vakuba, que amplían el abanico escénico del encuentro.

La mayor parte del programa se desarrolla en la glorieta de la Plaza XX Aniversario, punto donde confluyen vecinos, artistas y visitantes. Este parque, convertido en un auténtico escenario comunitario, permite que la tradición deje de ser una reliquia y recobre su fuerza cotidiana entre los aplausos del público.

Según declaraciones de Marianela Benítez Martínez, regisseur y fundadora de Ossopuan Irawo, el programa incluye conferencias, clases magistrales y la representación de ceremonias ancestrales. Entre ellas sobresale la Quema del Diablo, ritual de raíces afrocubanas que simboliza la purificación del espíritu y el renacer de las energías, práctica que se mantiene viva en varios territorios del Caribe y que este evento rescata en clave contemporánea.

Foto 1: Pie Entre cantos y movimientos, Buscando la Tradición honra a los ancestros y a la herencia simbólica que nos define. Crédito: Facebook Latin Luli’s Production.

Más que un evento artístico, Buscando la Tradición se levanta como una convocatoria al alma colectiva: un recordatorio de que la identidad avileña se fortalece cuando se celebra. De esta manera, la ciudad se viste de fiesta no solo para mirar al pasado, sino para tejer, desde la memoria, el futuro cultural de Cuba.