El día en que la nación cubana conmemoraba el reinicio de las guerras de independencia contra el colonialismo español, Julio Heriberto Gómez Casanova, primer secretario del Comité Provincial del Partido, afirmaba que, en el caso de Ciego de Ávila, lo más importante no era ganar la sede de la actividad central nacional por el 26 de Julio.
Entonces y ahora, lo esencial reside en el accionar cotidiano, para ser coherentes en pensamiento y acción con el significado histórico de esa gloriosa fecha y el ejemplo imperecedero de aquellos combatientes que asaltaron a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.
Las palabras que dijera el pasado 24 de febrero la máxima autoridad política del territorio, ratificaban el compromiso político y social de laborar día a día por el desarrollo y el bienestar del pueblo avileño, al pronunciarlas en un lugar sagrado de la patria, los potreros de Lázaro López, escenario de la constitución definitiva del Ejército Invasor a fines de noviembre de 1895, cuando más de 4000 mambises de Las Villas, Camagüey y Oriente, además de 11 generales y Salvador Cisneros Betancourt, presidente de la República de Cuba en Armas, fueron protagonistas de una parada militar de singular trascendencia en el devenir patrio.
Sin menospreciar en lo más mínimo el mérito de la victoria en la fraternal emulación entre las provincias del país, y los resultados integrales que al calor del éxito propiciaron la consecución de más de 600 obras económicas y sociales y el impulso a tareas fundamentales en las últimas semanas, lo más importante sigue siendo la fidelidad al legado de la Generación del Centenario, trabajar con la misma determinación de vencer que la distinguió, y de ese modo, enfrentar la compleja situación actual como lo demandara El Generalísimo: sin perder un día.
Esa fue y seguirá siendo la esencia del Movimiento Político Ciego en 26 que, lejos de cesar tras el cúmulo de actividades concentradas en torno al Día de la Rebeldía Nacional, ha de generar superiores metas en lo que resta de 2025, siempre en función de elevar la calidad de vida del pueblo.
Los aires de renovación que vive Ciego de Ávila en el séptimo mes de 2025 solo tendrán sentido en la medida que seamos capaces de preservar y mejorar cada espacio ganado a la desidia y el mal gusto, cada hectárea recuperada, cada cuadra y comunidad embellecida.
Falta mucho por hacer, pero el camino y sus metas intermedias gozan de un trazado bien pensado, además, están definidas las fuerzas y medios que deben garantizar el cumplimiento de una estrategia integral sustentada en un sistema de trabajo que contempla la participación consciente de cuantos pueden y deben aportar.
Resta, eso sí, lo más difícil: mantener el paso victorioso, no cejar en el empeño de hacer del territorio un escenario por excelencia del desarrollo integral del país, en el que el valor, la constancia y la fe en la victoria sean banderas tan altas como las enarboladas por los hombres y mujeres que tuvieron la osadía de tomar el cielo por asalto aquel 26 de Julio.